Miguel Gonzalez “firma” así sus emails:“le gustaba elaborar mermeladas y lo hizo su oficio”. Ya desde muy pequeño recuerda a su madre elaborándolas en la cocina de casa y a su padre, que trabajaba en Suiza, trayendo ruibarbo para crear sus delicias. Han pasado más de 45 años de aquellos recuerdos y Miguel ha conseguido aunar la tradición y el respeto a la naturaleza para crear mermeladas sin aditivos. Sólo utiliza producto local, de temporada y muchas horas de oficio probando y recreando recetas con la misma ilusión del primer día para que podamos disfrutar de sabores tanto tradicionales como innovadores.